¡Oe!, sí, a vos te pregunto. ¿Cuál es el olor que más te transporta? Pues… el de la parva, me contesta…

En ésta excursión de palabras aparecen algunos trozos de la Medellín que  convoca e integra nuestros encuentros.  La gente de ésta ciudad buscamos  pretextos para compartir, dialogar, abrazar, llorar, mentir, mirar, regañar, chicanear, comprar, discutir  o almorzar juntos.

Una cuadra sin esquina, la taberna frente a la U, el  muro de la otra esquina, la tienda de Natalia, el callejón de nadie, el centro comercial donde todos posamos mientras paseamos, el gimnasio que me fía, la iglesia que me lleva a otro viaje, una cancha donde el fútbol no disfruta los goles, un árbol donde descubrí que abrazar no es un verbo, las escalas del atrio donde los sueños roncan, la casa de la abuela casi ingenua, un columpio que me rasca, una banca sin asiento, el bar salsero donde escucho boleros o el parquecito de la urbanización donde todos se ausentan; son lugares que transformamos en nuestros “parches”. Sitios que son propuestas de amores o desamores, de promesas e incumplimientos y de solidaridad contagiosa.

Con estas letras te invito a congelar, en un día específico y a una hora exacta,  el movimiento de una ciudad que en cada segundo cambia el perfume de su transformación vivencial.

Bienvenidos a este viaje por el olor que deja la ocupación de algunos de nuestros sitios públicos. Cada uno tiene su propia energía, su propia fragancia, su propia mutación y sus propios actores.

pensamientos de 16 \"Qué será eso?\"

    1. Patricia, muchísimas gracias por leer estas crónicas. Cada ocho días estará agregando una nueva para que continúes percibiendo los olores de Medellín.

  1. Al leer me parece estar escuchando las palabras de un maestro de mi maestro y me llegan recuerdos hasta con nostálgica.
    Eternamente agradecido.

    1. Gracias, Wendy, por tus generosas palabras. Gracias por leer, Así huele Medellín. Ya sabés que cada quince días te espero en la próxima crónica que publicaré. Tus comentarios me motivan a seguir escribiéndolos.

  2. Profe, dicen que lo esencial es invisible a los ojos; pero que tanto se puede ver si simplemente miramos, no observamos. Profundas esas palabras del libro, profe gracias de antemano.

    1. Camilo, que grato saber que te gustó la crónica, y la intención con el libro, es llevar al corazón los recorridos que hacemos con nuestro afán.

    1. Yilber, gracias, mi hermano, por esas palabras que las escribió tu alma generosa. Gratitud enorme por leer estas crónicas llenas de vos, es decir, vitalidad cotidiana.

  3. Descripción inobjetable del mundo que acoge a cada individuo, en su afán por sostenerse en el ámbito psicológico, que solo da razón de su vida cuando sostiene la idea de las imágenes que representan ese mundo insospechado que circula vertiginosamente a su alrededor. Congelar sus pensamientos citadinos no, pero congelar aquellas imágenes que le brindan satisfacciones, si.

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