¿No lo sabías?
(Ya lo sabés)
Medellín viene del árabe Madallin, palabra que significa fundación – de un pueblo – que se hace a ambos lados de un río. ¿Por qué su etimología árabe? Sencillo de explicar: entre los colados que llegaron a joderle la vida a quienes felices y libres estaban, sin pecados facturados, (siempre ha habido trampa pa´ pasar gente al otro lado del charco en forma clandestina), venían musulmanes, echados de España, por ser invasores de la tierra de los “gil y polla”, quienes aparentaban ser los nuevos inmigrantes respetuosos de la religión católica, y de la monarquía de la península. Estos se camuflaron para evitar ser asesinados allá, y pasar acá, como ciudadanos recién bañaditos, obedientes del rey que odiaban, convencidos de la fe ajena: descarados esclavistas que huelen a violación del derecho a la vida de nuestros genuinos ancestros, cuando la historia de la infamia, no es escrita por los de siempre.
Esta ciudad donde dormimos, la misma que a diario caminamos; el 2 de noviembre de 1675 pasó a llamarse Medellín, ya que el indolente, Francisco Herrera de Campuzano, el mismo que obligó a ochenta aborígenes Nutabes, Maníes, y Ebéjicos, todos hombres – entre los quince y cincuenta y cinco años – a vivir donde no pertenecían, con el fin de humillar y encadenar su dignidad, al cobrarles impuestos por su traslado forzado, junto a sus esposas e hijos; fueron los primeros desplazados en habitar lo que hoy es el parque del barrio El Poblado: El Poblado del Valle de Aburrá, lo bautizó el susodicho. Allí en el suroriente, nació la ciudad, en 1616, permaneciendo como resguardo del abuso, del referido tipejo, hasta 1685. Así nació la capital de la montaña, con la que vos, y yo, tanto chicaníamos.
Después, ése – nombrarlo me da alergia – le volvió a cambiar el nombre a la futura urbe para reinventar sus fechorías; como homenaje – autorizado por alguien que vive del esfuerzo ajeno, y que se hace llamar reina (Mariana De Austria) – a Pedro Portocarrero y Luna, conde de Medellín de Extremadura (España), un 22 de noviembre de 1674, cuando otorga el registro civil oficial, confirmando la creación de la nueva ciudad: La Villa de Nuestra Señora de la Candelaria de Medellín.
Marzo 12 de 2021
El orgullo del despojo, el saqueo y el genocidio, los hijos de la barbarie, los hijos del desamparo Castellano como diría Pablo Neruda en su canto General.
Fernando. Gracias por leerla y comentarla. Te espero en la próxima.
Muy interesante, oye me permites usarlo para mí próxima guía pedagógica?
Fidel. Gracias por leerla. Claro!, si te sirve utilízala en tu tarea educadora.
Gracias Héctor, porque esta breve reseña de la historia de Medellín no la vamos a encontrar en la colección de Bruño. Interesantes apuntes históricos. Que bien.
Sacramento. Muchas gracias por leer la crónica y por tu acertado comentario. Te espero en la próxima.
La verdad mi queridísimo profesor Barrientos , no conocía esa historia tan detallada y breve de nuestra añorada y querida Medellin. Y digo corta, porque es mucha el agua que a corrido por nuestra Villa de La Candelaria y a veces ni nos damos cuenta. Hoy aprendí algo nuevo…En buena hora …
Rubencho. Tu generosidad en el comentario te lo agradezco porque sos leal lector de estas crónicas. La próxima, también existirá para vos.
Es una reseña encantadora, remembra cada momento histórico; además, es la primera vez que leo algo sobre Mi Eterna Primavera que el escrito completo es un elogio.
Jacqueline, gracias por tu generoso concepto y por leer este humilde texto. En la próxima te espero.
Una crónica con el estilo de quien investiga sobre lo que va a escribir y con un picante que nos refleja al autor, en esta y en otras de sus crónicas.
Apenas para recordar nuestro origen.
Gracias.
Horacio. Como fiel lector de este blog te agradezco tu comentario y tu lectura. Como siempre, te espero en la próxima.