La silleta del Silletero
Su origen
Cuando Jerónimo Luis Téjelo y su esquizofrénico ejército, un 24 de agosto de 1541, llegan al valle dividido por un rio, y llamado de Aburrá por sus originarios habitantes (los aburráes) traen un solo propósito: exterminar. Así, que, el recién llegado para borrar la historia encontrada lo rebautizó Valle de San Bartolomé o de los Alcázares, sepultando de esta manera la dignidad y las creencias de los hombres, mujeres y niños que aquí se encontraban. Para someterlos fueron obligados a cargarlos sobre sus espaldas aborígenes como si fuesen vehículos de acero sin soldadura alguna: un taburete de madera era el asiento empleado para ser transportados por las montañosas trochas, legitimando de esta manera, su vergonzoso poder de aniquilamiento y tortura.
Después, esa misma silla (de ahí la palabra silleta) sirvió a comienzos del siglo veinte, a los habitantes de los cerros cercanos para bajar los fines de semana, la tierra de capote, las fresas, el frijol, los tomates, las verduras y las flores que cosechaban sus parcelas hasta la Placita de Flórez, ubicada en el barrio Boston (centro oriente) regresando a casa (sin quejarse del pesado recorrido) con lo comprado en Medellín para complementar su subsistencia.
Hasta que llegó el 1 de mayo de 1957, cuando Arturo Uribe Arango, director de la oficina de Fomento y Turismo de Medellín, organizó un desfile por la Carrera Junín, con 40 campesinos de Santa Elena (los mismos que bajaban a vender sus cosechas en el pequeño mercado barrial) exhibiéndoles también, las flores que traían en el atrio de la Catedral Metropolitana (Parque de Bolívar) dando origen a la primera versión de la Feria de las Flores, siendo El Silletero de Santa Elena, con su inspiradora silleta, el protagonista de esta fiesta urbana. Ese mismo Silletero con manos que acarician la tierra y corazón que abraza la vida, huele a aplauso permanente al ser reconocido como Patrimonio Inmaterial de la Nación en 2014.
Perenne lección le da a Jerónimo Luis la bondad del alma rural de esta ciudad.
Agosto 17 de 2021
Muy bueno volver a recordar y repasar estos momentos históricos.
Fercho. Gracias por leer y opinar la crónica. Te espero en la próxima.
Un momento más en que el hombre reconstruye su historia y la convierte en arte, en cultura. Conmovedor!
Paola. Muchas gracias por leer y comentar esta crónica. En la próxima te esperaré.
» Que oportuno , merecido homenaje y reconocimiento profesor, a esa población rural que todos los días embellecen el jardín de la esperanza con sus manos labradoras…En buena hora , dicho tributo a tan insignes personajes «
Rubencho. Gracias por tu opinión sobre esta crónica. Gracias por leerla, y muchas gracias por estar en la próxima donde también te espero.
Una crónica con sabor y olor a flor.
Un buen homenaje a los silleteros.
Gracias por recordar está linda tradición paisa.
Orgullo para nosotros.
Horacio, muchas gracias por tu generosidad al leer y opinar esta crónica. Como siempre, te espero en la próxima.