La primera transacción
En un cajero
Parece que ese día, el millón doscientos mil habitantes que tenía Medellín, dejaron sus cuadras para trasladarse a Junín, allá, al primer piso del edifico Coltejer donde funcionaba la sede principal de CONAVI (Corporación Financiera de Ahorro y Vivienda) para curiosear la tan publicitada transacción que haría, por primera vez, alguien en el país a través de un cajero electrónico: El Colombiano, El Mundo, y el Radioperiódico Clarín, anunciaron un mes entero este acontecimiento inédito. Ese viernes 2 de abril de 1982, llenó de aplausos pirotécnicos la carrera Junín, tanto que, uno de los presentes imitaba con sus labios el estallido de un volador cuando comenzó a cantar, “¡oh!, libertad que perfumas, las montañas de mi tierra…”, al ver a Jorge Iván Toro Villegas – directivo de CONAVI – retirar dos billetes de mil pesos después de señalar los 4 dígitos,que le exigía como contraseña, la extraña máquina. Para esa fecha el salario mínimo en Colombia era de $7.410, mientras que el cajero sólo expulsaba billetes de dos y cinco mil pesos. ¿Te imaginás el costal que tendrías que llevar para sacar ese mínimo?
Hoy, cada uno de los trece mil dispensadores sembrados sobre el suelo financiero colombiano huele a inseguridad, porque antes de introducir la tarjeta nos paniqueamos al saber que, en nuestra patria, el vivo vive del bobo y el bobo sigue creyendo en su bobada, por eso, la muchachada actual, experta en el uso de aplicaciones desde sus móviles, hacen sus transacciones virtualmente para no sentir la incertidumbre paranoica que garantiza la visita al siquiatra cuando se retira el billetico mientras se imagina – tecleando la clave – la sombra de ese ladrón camuflado de esquizofrenia.
Abril 19 de 2022
No sabe uno si este avance nos avanzó o nos retrasó… lo que sí,es que seguimos en la misma esclavitud con diferentes matices.
Neftali. Gracias por compartir tu opinión sobre este hecho, y por leer la crónica.
Somos esclavos de la tecnología y eso que apenas estamos empezando a teclear el mundo digital.
Nos mantenemos tan atemorizados como cuando estamos frente a la pantalla del cajero,no sabemos si por el hurto dentro o fuera de él.
Horacio. Gracias por leer y comentar este texto. Te espero en la próxima.
Me tocó ver en Santa Marta tiempo después en un fin de semana de puente una familia que se le había tragado la tarjeta y tuvo que esperar al martes pasando grandes penaludades, hambre, sed y privaciones.
Fercho. Buen recuerdo el que viviste. Gracias por leer la crónica.
» Ir a un cajero hoy en día es una lotería , y no vamos muy lejos , hasta por las aplicaciones móviles nos dan en la cabeza , hay mucho mago por ahí suelto , que clonan hasta la partida de Bautismo profesor Barrientos ….. El ladron siempre va un paso adelante «
Gracias Jaime por leer y comentar esta crónica.
Actualmente, las filas en los cajeros son menos concurridas dado que ya se han inventado otras opciones para el pago por el bien o servicio utilizando la tarjeta o el celular, que tal que no fuera así, habría más probabilidad de robo, aunque existe el paseo millonario cuando se da papaya. Pero fue un gran adelanto tecnologico.
Gracias, Rubencho por estar ahí, leyendo y comentando las diferentes crónicas publicadas en este blog. Te espero en la próxima.