INDOLENCIA

¡Sin escrúpulos!

 

Ese día, de horas sin reloj, de tiempo sin arrugas, se ocultaron las letras que el profesor de Filosofía (del Liceo de un barrio sin esquinas) había dibujado con la inteligencia de sus dedos en el tablero, y de inmediato los estudiantes advirtieron que la voz de su maestro no fue estrangulada por la noticia, que otro colega le tiró desde la puerta del aula, porque después de imaginar cómo sería el instante que de sus muchach@s se despediría, todos los días estrenaba sensibilidad para el adiós definitivo cuando llegara ese momento, pero un burocrático decreto, insensible como el mercado actual, ese que borra historias enamoradas, ese que no tiene alma; enterró ese virtual segundo de éxtasis viviente, donde la muchachada y su maestro se abrazarían con la melancolía de aquellos que le escucharon decir, ¡que la dignidad existe, ¡que los derechos no son un afiche, que recordaran la historia de los derechos a que tienen derecho, ¡que la vida es agradecimiento!

Sí, hasta los oídos del profesor de Filosofía llegó esa inesperada noticia sin descuadernarse, como lo expresó el más silencioso de la fila pegada a la pared. El ser o no ser de Parménides (que en ese momento explicaba) mejor se comprendió.  El maestro saber, el maestro filósofo, el maestro poeta, el maestro de corazón pensativo; no fue fracturado por un papel. Tendría que renunciar al colegio público de un barrio de Medellín que su liderazgo creó, así, que, la injusticia no empañó sus gafas, y su cuerpo alimentado de tiza usada se retiró sin drama, lentamente, como paracaidista experto que huele su aterrizaje; permitiendo la quietud del aula que sus palabras finalizaran como lección tatuada:  «muchach@s, la dignidad de un maestro no se dobla como fotografía en billetera”. Y se fue con el sentimiento acumulado sin mirar al grupo adolescente.  Su despedida imaginada no se dio, mientras una grieta en su alma le preguntó. ¿Qué debe sentir tanto compatriota cuando se les desplaza?  De inmediato, trozos de humedad congelada se adhirieron a las miradas de los estudiantes de once, dejando un desfile de orfandad mojada, la misma que inundó el salón de clase, aunque afuera el techo fuese derretido por un sol salvaje.

 

2001: año de renuncias y otras jodas.

 

 

pensamientos de 13 \"INDOLENCIA\"

  1. Ese maestro de filosofía, es amigo mío y ese colegio que queda en una calle sin esquina, estuve alguna vez , en los tiempos de Plenilunio.

  2. La crónica basadas en hechos reales donde se utilizan las metáforas que nos ponen a penasar y descubrir la realidad de una frase o concepto, me parece interesantes. Lo que le pasó a ese profé, le pasa a muchas personas en las diferenetes actividades laborales, no alcanzan la tan anhelada pensión de vejez, los decretos de las restructuaciones de las empresas truncan ese propósito, sin tener encuenta las capacidades de las personas.

  3. “ El día que dejemos de un lado la indolencia, nuestra patria empezaría a transformarse , por lo pronto …. Bien cómo estás ?”

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