EL PRIMERO

DE MUCHOS

“Sana que sana culito de rana / sino sana hoy / sanará mañana”. Así, cantando, curaban las mamás mientras acariciaban las raspaduras de sus hij@s, tatuad@s por las caídas desde los triciclos cuando descendían (“en bombas”) por las rampas que daban acceso a los baños. Y fueron exactamente esos juguetes de tres ruedas quienes salvaron la inversión económica de Rodrigo Londoño, Rodrigo Restrepo y Sergio Londoño, al construir sobre el lote propiedad de los curas de Medellín, el primer centro comercial del país y la ciudad; allí, ahí, sí, precisamente donde quedaba un tejar y una ladrillera, a diez minutos del centro del Centro, pero lejísimo, en ese entonces porque muy pocas rutas llegaban hasta por allá, donde un 3 de noviembre de 1972 se inauguró esta novedad sin vecinos cercanos, ya que sólo rastrojo y chamizos sus límites poblaban.

Hoy, cincuenta y un años después se conservan la chimenea de la ladrillera y la sucursal del banco de Bogotá, una de las 54 marcas comerciales que tejieron esta inédita vitrina empacada. Y no fue fácil convencer a 1.207.843 medellinenses para que compraran en un mismo sitio lo que buscaban. Tan difícil fue que hasta 1974, treinta de los ochenta y cuatro locales permanecían desocupados. Así, que, de diez de la mañana a ocho de la noche, el sol, el viento, y la luna fueron sus pocos clientes; pero un día con olor a ¡eureka! a los dueños se les ocurrió invitar la
chiquillada de la urbe a montar en triciclo por sus corredores, pues estos arrastrarían a los padres hasta SanDiego, el naciente centro comercial sin tejas en su techo. Es que 63.775 niños, y 67.300 niñas (entre cinco y nueve años) residían en la ciudad. Y funcionó el negocio porque fue y sigue siendo la diversión preferida de los muchachit@s que continúan pedaleando, incluso, después de la próxima caída, porque ahí estará mamá sanándoles con la canción de siempre que alegra, también, las ventas de los 232 locales actuales.

Septiembre 5 de 2023

(Foto tomada de centro comercial San Diego)