El primer toque de Rock

De Carolo

Cuando el 17 de abril de 1826 se nombró a Medellín, como la capital de Antioquia, Carolo no existía en la imaginación de nadie.

¿Que quién es Carolo? Pues, Gonzalo Caro Maya (1947 – 2021). Él, era un muchacho antioqueño, de 24 años cuando se le ocurrió, que, entre el 18 y 20 de junio de 1971, con la ayuda de Álvaro – el alcalde de entonces – Edgar, Humberto, otro Álvaro, Hernán, don Leonardo y las quince bandas que tocaron; podría organizar en el parque Ancón (al sur del Valle de Aburrá) el Primer Festival del Rock y el Hippismo en Colombia. A la cita acudieron doscientos mil amigos de la contracultura. Y, como en Medellín no había espacio para albergar tanta libertad desamarrada, Carolo le solicitó prestado, al alcalde Villegas Moreno (quien después fue destituido porque los curas lo acusaron de alcahuete con la indecencia rockera) el lote propiedad de la ciudad, y localizado en el municipio de La Estrella, para realizar la versión criolla del Woodstock gringo.

Días y noches de: música, hierba, varios lapos de agua, paz, romances, guitarras eléctricas, barro, otro aguacero, bajos acústicos, porros, un relámpago, lunáticos besos, derecho a tener derechos, caricias con porrito, otro relámpago, tarima, guitarras acústicas, pieles tatuadas por la desnudez, enérgicas baterías, amplificadores del sonido, más paz,  brasieres en huelga, otro relámpago, libertad erótica, teclados abejorreados, más humo, hacer del amor lo que indicaran las putas ganas, susurros pacíficos con gemidos volcánicos, más agua, mucho amor, más rock, melenas rebeldes, violines sensuales, otro abrazo para espantar la guerra, revolución barbada, más rock, más abrazos, otro lapo de agua, muchos baretos, uno, dos, diez micrófonos, un largo porrito, invítame a un chuzo de pollo, de los que se venden, allí, en la caseta de Leonel. Todos los asistentes se fumaron los tres días del Festival para regresar a su genuino mundo, pero muchos de ellos, sin un peso para volver, y, aun, oliendo su traba, estacionaron su farra sobre la carrera Junín, y en el parque de Bolívar, hasta que el alcalde (expulsado de su cargo por la arrugada moral citadina) les deportó a sus orígenes residenciales.

Este carnaval de irreverencia masiva le dejó a Carolo su rebeldía intacta, y $ 160. 000 en perdidas, porque cientos se colaron sin pagar los trece pesos con veinte  centavos que costaba el pasaporte de acceso (cuando el salario mínimo, para ese año, era de $ 519) además, de tal evasión, a la crisis financiera del organizador se sumó la conspiración del Gobierno Nacional para fracturar su bolsillo, al cobrarle un peso con veinte centavos de impuesto, dizque para promocionar el deporte, ignorando, que, en ese evento, no había ciclistas entrenando, sino rockeros viajando a galaxias psicodélicas, donde Carolo también practicó la fe de sus convicciones.

Octubre 29 de 2021

pensamientos de 8 \"EL PRIMER TOQUE DE ROCK\"

  1. Me leíste el pensamiento; hace un par de días estaba hablando de Carolo y del festival de Ancón, los que vivíamos en Itagüí y zonas aledañas vimos como los curas hicieron que las autoridades no dejaran pasar or la autopista hacia el sur y nosotros muchachos entre los 11 a 15 años buscábamos como pasar, sobre todo para ver desnudos porque marihuana ya olíamos en el barrio. Se empezó a sentar las bases de la exportación marimbera.

    1. Fercho. Fuiste, entonces, un protagonista activo de la curiosidad de entonces ante la magnitud de este evento. Gracias por leer y opinar la crónica. Te espero en la próxima.

  2. Un momento que despertó en la juventud el derecho a defender sus derechos.
    Una crónica con gran olor y no precisamente de tabaco.
    Un recuerdo que dejó escritos como los de los Nadaistas y su combo.

  3. Hippies, peludos, marihuaneros, vagos, calificativos con los cuales se expresaba la caterva goda y mojigata de la época, para dirigirse a la juventud que chocaba contra la normatividad de la época de los 70s. Marihuanita, paz y amor eran las armas para enfrentar al Leviatán paisa.

  4. » Oportuna crónica con sabor a desatino y olor a » Marimba» mi buen profesor ….Hasta eso se ha perdido , la irreverencia que en muchos casos identifica nuestra forma de pensar , en contra vía del orden establecido …Carolo se merece un gran homenaje por su legado , y este es uno de ellos profesor Barrientos … Como no recordar » Ancon » .
    Excelente crónica !!!

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