“Aló”

“Soy Salomón”

 ¿Cuál iphone? ¿Celulares? oín a éste. ¿Netflix o aplicaciones? Menos, mijo. ¿Qué te pasa Héctor? me preguntarás: pues te quiero decir que el 22 de septiembre de 1993 se estrena en la ciudad una línea telefónica – que era como el Google actual – que respondía (eso creíamos) lo que se consultaba durante las 24 horas del día, a través de audios grabados por los periodistas de El Colombiano (el godo que hoy circula virtualmente porque su clientela se envejeció y la nueva generación sólo le copia a TikTok)

Con tecnología gringa y judía se innovó la manera de atraer nuevos clientes marcando el 2838383, luego, cuando llegó a las 120.000 llamadas diarias, se anexó el 183 para que todos saciaran su curiosidad consultando inútiles tareas, o soñando el resultado de la lotería, o suspirando con la película que seducía, o creyendo en el signo zodiacal, o cerveceando imaginando al DIM campeón, después de 45 años.  “Aló, soy Salomón, el teléfono sabio de El Colombiano”, oía el interlocutor. “Marque cero para comenzar”, y después, “marque el código del servicio que desea escuchar”: más de 150 contraseñas asombraron a 1.630.000 habitantes con esa sabiduría grabada por voces asalariadas.

$80 costaba el minuto, entonces para evitar la pela en la casa, acudían los adolescentes al teléfono rojo de la esquina que eran gratuitos, y después de hacer una larga fila, se ganaban el hijueputazo obligado porque a los tres minutos el pitico anunciaba el fin de la llamada. Y como la tarea preguntaba una extensa pendejada no había tiempo de escribir tanta bobada escolar. Solicitar La Gota fría de Carlos Vives, indagar por el chiste del día, preguntar cómo quitar las ojeras, o cómo desmanchar la blusa fiada, o cómo se espesan los frijoles, o averiguar a escondidas del papá, en qué iban los Caballeros del Zodiaco, así la llamada acumulara una cuenta de ochenta mil pesos al mes siguiente, cuando todos se enteraban, a través de la factura de EPM, que el teléfono estaba bloqueado con un candado.

Excitación sin filtro se vivía con Salomón hasta que internet sepultó toda esa magia el 31 de diciembre de 2008, cuando en Medellín el olor a triple w punto com actualizaba la nariz de sus moradores a otras fragancias menos añejas.

Agosto 7 de 2023

pensamientos de 8 \"«ALÓ» «SOY SALOMÓN»\"

  1. Hey, querido. Está cheverísima la nota sobre el «sabio» Salomón, en aquellos tiempos cuando todavía estallaban carros-bombas en la ciudad. Saludos a granel.

  2. “ Como no recordar a Salomón el teléfono sabio del colombiano, todo un descreste para la época , yo si que le marqué mucho de verdad… muchos recuerdos con esta crónica profesor Barrientos “

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