A ESA HORA

Sin falta

A esa hora – después de las cinco de la tarde – con chirridos y graznidos, los loros sepultan el psiquiátrico ruido de la carramenta que a esa hora circula por esta vía principal de la ciudad. En la Avenida Oriental, entre las calles Maracaibo y Caracas, una cantidad incontable comienza su ritual de volar hasta los arboles (los cuales maduraron sobre el separador) anunciando el momento de su llegada al hotel sin paredes. Chasquidos audibles que no ensordecen a los peatones, quienes en su maratónico viaje, también buscan afanados el regreso a casa para encontrar su otro ritual, el de descansar: cabezas negras, trigueñas, nativas, arrugadas, tatuadas, peludas, sin motilar, temerosas, pecosas, con gorra, valientes, calvas, turistas, aporreadas, perfumadas, paranoicas, blindadas,  sin rostro, sin rastro, egocéntricas, rastas, campesinas, o narcisas;  recuestan sobre sus nucas los ojos para no perder detalle de este momento vestido con plumas verdes, olvidándose, en esos precisos minutos, hacia dónde les conducía su trote al final de otra tediosa jornada.

Las hojas se solidarizan con su vulnerabilidad camuflando su temeridad en esta  agresión encementada, adaptando su pequeño cuerpo al céntrico lugar, llamada Jorge Eliecer Gaitán  (carrera 46)  en el inicio de su construcción, en los años 50 del siglo veinte, pero, cuando en 1973 comenzó su ampliación a 4 carriles, en ambos sentidos, y al terminar su ensanchamiento en 1979; el pueblo anónimo, ese que bautiza sin eufemismo lo que debe nombrar para entender lo que utiliza, le denominó Oriental por su cercanía a la Medellín de carencias obligadas.

Ni los loros, ni su ceremonia olfatean la importancia de ese aleteo para la ciudad que sólo huele el valor del dinero, calculando en ese olor, la ganancia que deja la prisa por acumular la desaparición del planeta. Estúpida ambición de quienes pavimentando ocho carriles quieren sobrevivir al desastre que ocasionaron.

Octubre 21 de 2022

pensamientos de 13 \"A ESA HORA\"

  1. Este escrito me recuerda cuando solo tenía 17 años y caminaba por la avenida Oriental, en compañía de amigos, un sábado buscando el teatro Libia, para ingresar a ver un de esas películas para intelectuales, gente bohemia y pensante; nos creíamos el cuento que:»éramos jóvenes promesas para la ciudadanía» que queríamos ser alguien, en una cuidad pequeña, que nos hacían creer que era una metrópolis, cómo Madrid, París, Londres, Nueva York, etc… Tu escrito me regreso en el tiempo, éstos momentos, gracias…

  2. Esas aladas creaturas han alegrado incontables veces las tardes de esfuerzos en el gimnasio. Ellas, sin pretensiones ni afán me regalan un poco de su paz.

  3. Aún se observan en manadas estas hermosas aves , en pocas ocasiones las veo desde mi balcón. Pienso que vienen del Medellín rural al área céntrica donde hay poca vegetación, mucho concreto y mucha contaminación. Con razón actualmente es rarísima su aparición.

  4. “ Este espectáculo diario dado por esas hermosas aves , es un bálsamo para tanto estrés y una sinfonía al corazón de una ciudad , que cada día las quiere desnaturalizar y ellas no se dejan . Hacía falta este homenaje a la naturaleza que aún sobrevive profesor Barrientos “

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