517
Más que un número
Como el que peca y reza empata, entonces trasladaré a las nenas de la calle 71, Lovaina (centro) para que continúen usando sus fogosos catres lejos, muy lejos del Cementerio de san Pedro (creado por los más pudientes en 1842) evitando así, que las glamurosas señoras que visitan a sus muertos continúen mortificándose cuando las vean: imagino que así pensaba el alcalde de Medellín, Luis Peláez Restrepo, en 1951, cuando decidió firmar el Decreto 517, obligando a las mujeres perfumadas con sudor ajeno, a reubicarse en el barrio Antioquia (suroccidente) habitado en sus inicios por campesinos que llegaron de todas las esquinas del departamento (de ahí su nombre) a reconstruir sus sueños. Con tal decisión burocrática sus calles y cuadras fueron estigmatizadas por la mojigatería de los 358.189 habitantes de la ciudad, por eso, muchos se abrieron del parche al ver llegar tanta tentación cercana.
Después del abusivo traslado, el sacerdote Mario Morales, y las esposas de sus esposos, querían salvar a sus familias de las provocadoras Evas, siendo tal la presión (al alcalde Luis) que éste no tuvo otra opción que suspender dicho
Decreto, pero el estigma seguía, y para evitar la discriminación heredada del 517, el cura propuso ese mismo año, rebautizarlo como su parroquia: santísima Trinidad.
Setenta y un años después de reubicados los clandestinos gemidos, este trozo de urbe, para sus actuales moradores, está tatuado en sus almas con su original nombre para recordar a sus fundadores, quienes tenían por identidad el trabajo obrero y la solidaridad como cedula ciudadana.
Tanto olor excluyente permite resumir (en este breve texto) que la historia no la hace quien la escribe sino quienes la padecen, por eso, ese papelito firmado por el susodicho alcalde, no es más que una muestra real de lo que es la arbitrariedad del poder cuando amenaza con voz expulsadora: ¡ahí está la volqueta del municipio pa´ que se vayan yá! con todos sus corotos.
Enero 11 de 2022
Excelente escrito y real.
Gracias, Flor Alba por permanecer sintonizada con estas crónica de Así huele Medellín. Te espero en la próxima.
La doble moral de la sociedad Medellinense, derechos para los ricos y prohibiciones para los pobres.
Fernando. Gracias por leer ésta y la próxima crónica.
Muy cierto.Doble moral que siguen muchos políticos actuales y que no se ponen rojos cuando los abordan los medios «reales»,aquellos que no se han dejado manejar tan de frente.
» El Barrio Antioquia , tradicional y de mucha historia sobre su cemento, es una prueba tangible de la doble moral, como está escrito en la nota anterior a este comentario ; que siempre ha caracterizado al pueblo Antioqueño. Gente buena y trabajadora que aún sigue vigente en la memoria de quienes alguna vez caminamos por sus calles , gran crónica profesor»
Gracias, Rubencho, por estar ahí, como la Luna, leyendo y opinando las crónicas de este blog. Te espero en la próxima.
Siempre nuestra doble moral puesta al servicio de… Quien pueda pagarla.
Una crónica con olor a recuerdo.
Horacio. Tu lealtad lectora me invita a decirte, te espero en la próxima.
Que Buena crónica don Hector. Se ve que desde que se tenga la doble moral en la sociedad se aborda del mejor convenir, pero de igual manera que bonito saber por que lleva el nombre de barrio Antioquia y aprender un poco mas de esta Región tan prospera
Cristían, gracias por comentar y leer la crónica. Te espero en la próxima