Sofía

Y no ha habido más

La elección popular de alcaldes en Colombia, se dio por primera vez, un 13 de marzo de 1988. Y, aquí, en la tierrita, ninguna mujer ha sido elegida por este mecanismo electoral: la razón es patriarcal.  Medellín es mojigata, conservadora, tradicionalista, no renuncia a rezar porque dios proveerá. Aquí han mandado los machos alfa, de pelo en pecho, que le dicen a la mujer que su mundo es la cocina.  Poquísimas damas han sido nombradas por esos mancitos para este cargo: una a dedo, y las demás porque la Ley así lo determina cuando el titular es sancionado, sale del país, o disfruta de sus vacaciones. Pero nueve meses bastaron para que ella, de cuarenta y un años, pariera con discreción y sin temor, la administración de la ciudad que no pudo tenerla como matrona más tiempo porque un señor le precipitó su renuncia: Sofia Medina López (1935 – 2017) ha sido la única mujer que ha gerenciado a Medellín en sus 407 años de refundada.

Cuando en Colombia aún no existía la elección popular de alcaldes, Sofía fue nombrada  por un decreto presidencial  de  Alfonso López Michelsen (1974 -1978) en septiembre de 1976, como la primera autoridad de 1.100.000  habitantes, que en ese entonces tenía la capital del clima amañador, pero (siempre los peros) en julio de 1977, ese mismo señor la obligó a abandonar el puesto al no estar (ella) de acuerdo con el poder central en la asignación del presupuesto que requería para solucionar las carencias de la metrópoli en crecimiento.

Sofía Medina López es la única  (aunque pocas lo han sido por pocos días)  que ha sido alcaldesa de la urbe donde no caben los carros, ni funciona el pico y placa, donde los mendigos bravean, donde no se puede dar papaya con tanto gato ladrando, donde el desempleo grita porque todo quedó estrecho para 2.500.000 almas irritadas, quienes, cuarenta y seis años después (con su indiferencia al cambio) aprueban la inequidad de género al acostumbrar sus rutinas a la memoria masculina que olvida el significado de democracia.