Te espero en Versalles
Salón Versalles
Visitar a Versalles es saborear a Junín, siendo Junín la marca por la que – los de afuera y los de adentro – conocen a Medellín.
Para encontrarse ¡Versalles!, para tardear ¡Versalles!, para leer ¡Versalles!, para “Juniniar” ¡Versalles!
Desde 1961 es el lugar de todas las generaciones porque aquí las palabras no se desvanecen, ¡viven!, ya que la familiaridad es el ingrediente de su gastronomía condimentada por dos países. Sí, don Leonardo Nieto – su fundador – decidió un día – como turista – conocer el suelo donde nació el mito de Carlitos Gardel. También decidió crear a Versalles para quedarse.
Y, desde entonces, la conversación, la lectura, la importancia de la cercanía humana, entran y salen del local – ubicado entre las calles Maracaibo y Caracas – y vuelven a entrar para tomar el algo, para deletrear el mundo, para hacerle un paréntesis al afán, para escuchar lo que no permite el ruido de la congestión.
“Dame una empanada argentina”, alguien le pide a Fabían – uno de los cordiales meseros – mientras le pregunta a su acompañante hijo, “¿otra para vos?”.
Eso es Versalles: vida. Aquí los celulares se apagan para activar la mirada, el dialogo, el encuentro porque el murmullo gastronómico es el sonido que ambienta el salón de dos niveles.
Cualquier disculpa es válida – imagínate la tuya – para visitar este restaurante y pastelería que tiene tantas crónicas periodísticas y libros que cuentan, lo que todos nos contamos, alguna vez, mientras disfrutábamos de su menú con olor a “volveré”.
Aquí se huele a Medellín y sabe además a todo,para un paladar exquisito.
Muy a lo Astoria, con historias que contar desde su fundador y los personajes que por allí han pasado.
Horacio, muchas gracias por seguir siendo leal lector de Así huele Medellin, tus palabras son parte de la próxima crónica, en la que te espero. esepero.
Yo visitaba mucho ese lugar me gustan mucho la empanada Argentina y los palitos de queso .sigan escribiendo crónicas que me encanta leerlas y me remontan a mis viejos tiempos cuando juniniabamos sin miedo y nos tomaban las fotos callejeras . Te
Lucina, muchas gracias por tu comentario, claro! que en la próxima crónica te espero.
Tuve la oportunidad de ir a Medellin hace dos semanas por razones familiares y con uno de mis hermanos y un amigo de infancia estuvimos tertuliando un rato allí , al calor de unas exquisitas empanadas argentinas y unos pandequesos de esos, que hacen que tu paladar se llene de nostalgia ….Hay Versalles y tus historias de nuestra Medellin de antaño .. En buena hora mi gran amigo maestro esta crónica.
Un fuerte abrazo con añoranza paterna ……
Gracias, mijo, por tu comentario. en la próxima te espero.