La novena

de las Villadas

Cuando nació, Toño – su padre – le dijo a Amanda – la madre – que esa muchachita no era la sexta hija (tres más llegaron después), sino el amor que le faltaba al mundo. Y no se equivocó el viejo, el mismo que durante 33 años fue operario de Fabricato, la empresa textil de Bello, que le vio empacar el arroz con huevo (y otro que le regalaba un compañero) que ofrecía la factoría a sus trabajadores, haciéndole trampa al hambre para que sus hijos se alimentaran. Y no se equivocó porque Amanda Esther (Mandes) fue generoso desapego: siempre dio lo que otro necesitaba.

La niña creció aprendiendo de don Antonio la humildad, y de doña Amanda la fortaleza. Nunca la poliomielitis fue obstáculo para creer en la humanidad, por eso, su casa fue su escuela, en donde convocó, durante 25 años, a los 250 niñ@s, que todos los 24 de diciembre iluminaban sus miradas al recibir el aguinaldo que gestionaba. Los padres de estos ganaban mercados y cenas navideñas que rifaba. Mandes fue metáfora del liderazgo, por eso, La Novena de las Villadas (su apellido) habita en el respirar de la avenida 44 con la 58, en el olor de la cuadra, y la cotidianidad de Niquia; el barrio donde nacieron, soñó, y crecieron sus profundas enseñanzas. Allí tatuó su fe en los vecinos al dirigir la biblioteca comunitaria, y, desde su historia local se proyectó como bibliotecaria, durante 26 años, de la institución educativa santa Juana de Lestonnac, en el 12 de octubre, al noroccidente de Medellín. La novena de las Villadas, mejor dicho, Amanda Esther, nutrió de esperanza a quienes lloraban desasosiego. Su optimismo de heroína silenciosa, lo basaba en su propia autoestima, ya que, no tuvo limitación alguna para tramitar su felicidad. Ni la perdida de su pierna derecha fue obstáculo para seguir donando vida con su ejemplo. No necesito hablar para ser inspiración.

Once años atrás le amputaron una parte de ella, y, esa fecha la recordaba como el cumpleaños de su prótesis – con torta y todo – “porque ese día volví a nacer”, decía. Nada le dolió, aunque su cuerpo doliera.  Nunca se quejó. No quiso victimizarse a sí misma, así, que, cuando Rubén Darío, su hermano, indagaba por la recién operada, Toño le respondía desde la distancia: “vea mijo, a esa muchachita le quitaron un pie, y ahora es que camina más que un hijueputa”. Su capacidad de tolerancia siempre la expresó cuando intervenía en un conflicto entre hermanos:” no paren bolas, el que se enoja solo, se contenta solo…báñense, mejor, en aceite de pato, sugería”.

El 13 de febrero de 2023, próxima a cumplir 59 giros al sol, Mandes se volvió perenne al habitar el alma de quienes le recordamos como el abrazo vacacional que siempre donaba, cuando uno se la encontraba. Con razón su sobrina le apodaba Amandar, no porque fuese regañona sino porque solo quienes AMAN saben DAR.

Enero 9 de 2024

pensamientos de 14 \"LA NOVENA\"

  1. Para el líder innato con buenas intenciones que utiliza esa cualidad para hacer el bien a los menos favorecidos sin recibir nada a cambio, no existen límites físicos ni económicos para lograr sus objetivos. Buen relato.

  2. Maestro, excelente manera de magníficar las grandes vidas de quienes en el anonimato de las redes sociales y la farándula hacen de su vida mejores vidas.

  3. “ Una gran crónica , en memoria de una gran mujer a la que le debemos tanto… Su sencillez, elementariedad , entrega por la comunidad , esos seres maravillosos que no buscan protagonismo, ni afán de figurar ; sino tatuar en el corazón del otro lo que es la palabra amor y entrega hacia todo su entorno, sin un alito discriminatorio… Amanda , se tuvo que haber puesto muy feliz , después de haber leído esta crónica , porque estoy seguro así lo hizo desde el cielo … Tanto por aprenderle ????????”.
    En buena hora , profesor Barrientos….

    1. Me conmovieron tus palabras Rubencho. Están hechas de sentimiento y admiración de quien aprendiste a ser mejor persona. Tu hermana está en tu corazón, y es lo que importa. Gracias por valorar este, y los demás textos de Así huele Medellín.

  4. Hola Héctor .. soy Manuel Villada, hermano de quien describiste tan bien en tu artículo, en el cual recoges de manera maravillosa la esencia de “Mandes” -así le decíamos -, una persona que jamás hizo de su condición física una excusa para dejar de ser y hacer; todo lo contrario, mientras más dificultades le surgían en su camino, más caninos se inventaba.. con una capacidad de adaptación tan increíble como inagotable. Mandes fue un extraño caso de un liderazgo en silencio con alto impacto social y humano. Gracias por ocuparte de esta experiencia de vida, que seguirá siendo eso: de vida ! Un abrazo!

    1. José Manuel. Gracias por testimoniar la existencia de quien en vida dio su corazón a los demás. Gracias por hacerte presente con este bello comentario sobre tu hermana. Gracias por estar presente en esta crónica.

  5. Hola Héctor !! Ya algunos de mis hermanos han expresado su gratitud por este homenaje que , en tu escrito , le rindes a nuestra hermana Amanda, conocida mejor como Mandes durante buena parte de su vida, nombre que evolucionó hacia el que señalas al final de tu artículo: Amandar.. nombre este que lo asociábamos desde nuestra terralidad a su costumbre de “mandarnos a todos”, hasta que justo mi hija, Manu, descubrió su real significado y potente mensaje: AMAN… DAR… y eso fue lo que siempre hizo Mandes en la vida quien, tampoco nunca lo supimos, con su nimia pensión la multiplicaba cual Cristo con los panes y peces para poder ayudar a todo aquel que se le acercara. Mandes es uno de esos extraños líderes que con su silencio movía todos los hilos posibles para movilizar a las personas hacia un propósito determinado. Nadie fue capaz de decirle que no, alguna vez. Esa era Mandes, la que bien retrataste en, como diría doña
    Amanda, nuestra madre, en tu escrito. Gracias de nuevo!

  6. Hola Héctor…Aunque ya varios hermanos se han manifestado acá en torno al muy bello artículo que escribiste sobre mi hermana, quiero sumarme a esa gratitud eterna por destacar lo que ella hizo, que no fue solamente en la novena, su obra más lograda, si se quiere, sino en todos los ámbitos de su vida. De hecho antes y ahora, siempre que en algún momento se hablaba de ella, en el rostro de las personas que la conocían aparecía de inmediato una sonrisa en un gesto, que a la postre, ella convirtió en su marca personal: la carita feliz. Es que Mandes, como la conocimos siempre, fue uno de esos extraños y raros casos de liderazgo, pues en la más completa discreción movilizaba a las personas para hacer actividades en beneficio de los demás . Ella siempre estaba detrás de cámaras dirigiendo, de ahí el nombre de Amandar con el que la llamábamos. Luego entendimos justo de la mano de mi hija Manuela, quien descubrió el verdadero sentido de ese nuevo nombre: Aman… Dar.. legado este que fue el gran regalo y aprendizaje que Mandes nos dio todo el tiempo. Gracias Héctor por tu deferencia con esta gran semblanza.

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