En el Cervantes
nos vemos
Desparchado (gambeteando mi aterrizaje) conté los 124 pasos (con mi morrongo caminadito) que mide la carrera más corta de Medellín: la 42 A, en el centro del Centro. Esta limita con dos tropeleras calles: Ayacucho y Pichincha, pues el cuento que nos cuentan se excita recordando la estupidez humana, la misma que crea muerte y miseria con las batallas de las guerras. Por esta corta vía dejaron de transitar los carros cuando los residentes se fueron: el caos urbano los expulsó para que llegara la muchachada que transformó el asfalto en conversación. En el pasaje Cervantes lo diverso se acepta sin exclusión. La pola artesanal, el mercadillo de bazar, un verso recuperado, un beso inventado, un porrito compartido, el barcito rockero, el “ay ombe” caribeño, cinco manes tejiendo, El Trueque teatrero, la energía del panita, la opinión musical, el guiño de un lienzo, la mascota que desarma, una guitarra tosiendo, la rebeldía femenina, y los desnudos tatuajes que visten el alma; son parte de la variedad temática de quienes no incumplen la cita semanal con sus parcer@s. Noches bohemias donde la lucidez no se emborracha, al tener como pasante las palabras. Escenografía rayada, sin poses ni maquillaje, que va desde Ayacucho (ojo con el tranvía) hasta Pichincha, eso sí, sin pasar la calle porque las Torres de Bomboná (otro nombre de batalla) aún no te esperan.
Un indigente que escarba, ignora que, en este trocito de Medellín, el vino se vuelve metáfora. Tampoco sabe que de día los murales, ensuciados con grafitis ilegibles, en las fachadas bailan. Cien metros de cháchara que contagian de imaginación el apellido de don Miguel, porque desde la Fundación Universitaria Bellas Artes, hasta la casona donde funcionó el bachillerato nocturno de la U de A, la cuadra fuma y bebe escapando de la jaula rutinaria.
Noviembre 3 de 2024
El viejito Hector haciendo los recorridos de los buenos jubilados. Cervecita o un buen tinto y algún libro en la calle.
Fercho. gracias por estar pendiente de la próxima crónica.
Amo ser una de esas mujeres rebeldes del Cervantes!
Paola Andrea. Gracias por leer y opinar este texto.
Me gusta ir al Trueque a ver alguna de sus presentaciones y tomar una u otra cerveza.
Horacio. Siempre ahí, en la lectura y la opinión. Gracias por permanecer.
“ Esos parches nunca pasarán de moda , sea con tinto o con pola ; es un rato de ocio lleno de nostalgias que jamás pierden su valor , mi buen profesor “
Rubencho. Gracias por tu leal opinión sobre cada crónica. Gracias por ser parte de esta historia con historias.