Así se vive,

un clásico

La esquina se levanta con el sustico bacano, así nada sepa de este juego;  los vecinos del Atanasio secuestrados se sienten hasta el pitazo final; el tendero de la cuadra, este día, más polas fiadas vende;  las barras  alientan su rivalidad desde las redes sociales, la municipalidad invita a vivir sin pelear; la policía requisa y nada  encuentra, pero sospecha; el Metro no para en algunas estaciones, evitando que la agresión se suba; camisetas rojas y verdes en procesión separada; buses  en colorida caravana, un grisáceo domingo que bosteza su rutina; los viejos suspiran porque antes, por un partido, los amigos no eran enemigos; estrujones en la fila porque sin boleta al templo no se puede entrar; en  norte o sur sus gradas sagradas, brincan alentando sin ver las jugadas; para la Rexixtenxia,  y para  Los del sur, los trapos son la patria; se pierde o se gana, y cada gol  su religión;  al final del encuentro no habrá medalla de consolación; las uñas se gastan de tanto masticarlas; un penalti es la puñalada que sólo un hijueputazo sana; en oriental, desconocidos se abrazan para celebrando el penalti  tapado; en occidental, el veterano hincha ve con sus oídos la expulsión del 10, que el transistor le narra. Lo mejor de esta fecha entre Deportivo Independiente Medellín y Atlético Nacional, es que, en la parte alta del barrio de invasión, un niño sueña con ser futbolista para anotar en esta cancha. Su imaginación le lleva a creer, que su papá tendrá un empleo para poder comprar sus anhelados guayos.

Octubre 25 de 2023

Imagen tomada de Pinterest

 

pensamientos de 6 \"ASÍ SE VIVE\"

  1. “ Crónica llena de mucha nostalgia para quienes somos amantes de este lindo deporte . Tuve el honor de compartir con el profesor Barrientos muchísimas experiencias en las gradas de la tribuna popular/oriental del Atanasio Girardot en muchas oportunidades y siempre recuerdo a un hincha del Medellín que asistía con un casco de moto en la cabeza y en cada jugada que no le gustaba se lo quitaba y le pegaba a una baranda metálica de la tribuna y a todos nos pegaba una mirada amenazante … pero al final del juego siempre salía muy relajado y hasta riéndose … Vivía su momento de extasis allí …. Muchos visos de nostalgia mi buen profesor”

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