Ver, sentir, vivir, o pensar diferente, es un síntoma de locura para quienes temen salirse del cuadrito que siempre han habitado. Eso le sucedió a Epifanio, “el loco” Mejía, como le dijeron, porque imaginaba lo que los otros no veían. Su alma no olfateaba los bolsillos del mercado.

Ser generoso es peligroso, ser mezquino, obligación. Y si no se es como quieren que se sea, te expulsan, se avergüenzan: sucedió en la Medellín de 1878 (y en la actual) cuando la autoridad municipal al ver tanto “loco” afeando el maquillaje urbano, decidió alquilar una casa (entre Palacé y Junín) llamándola “Barraca del
Convento”, creando así, el primer “Hospital de Locos” para esconder tanta miseria. Pero como siempre ocurre en esta orilla, la carencia de billete hizo que se desvanecieran éste y tres albergues más, hasta que a la última vivienda, en La Playa con Córdoba (Bellas Artes en la actualidad) llegó como directora María de Jesús Upegui, quien, ante el deterioro de sus paredes, y el inhumano trato a los pacientes, decidió promover una colecta entre 78 platuditos, aportando cada uno $100, recogiendo $7.800 finalmente, para emprender la construcción del “Manicomio Departamental de Antioquia”, en Bermejal (Aranjuez) lejos del Centro donde vivían los platudito. Este se inauguró en 1892 con 39 pacientes entre quienes se hallaba el poeta Epifanio, “el loco” Mejía, (1838 – 1913) el mismo que
escribió “El canto del antioqueño” en 1868; siendo adoptado este poema como el Himno del Departamento en 1962. “El loquito” fue aceptado por el oportunismo politiquero para darse pantalla con, ¡Oh libertad que perfumas / las montañas de mi tierra / deja que aspiren mis hijos / tus olorosas esencias! / ¡Oh, libertad! / ¡Oh, libertad!; porque sabían que los votos estaban ahí, cuando a los antioqueños se nos inflama el corazón al cantarlo.

Como no existía la medicación psiquiátrica (sólo hasta 1952 aparece el primer fármaco en el mundo) el tratamiento era a la berraca, el puño y la pata sobraban. Así curaba la moral mojigata el homosexualismo, el lesbianismo, las rascas, la depresión, la creencia en lo que no se cree, la militancia en el partido liberal, o las dudas que guarda la cabeza. “¡Enciérrelos!” decían quienes promovían barrer la ciudad para ocultar tanta inequidad.

En 1960 mejoraron las condiciones de los pacientes al ser trasladados a Bello, al recién inaugurado “Hospital Mental de Antioquia”. Entonces, quien no duerme, la bipolar, o el esquizofrénico, comenzaron a ser tratados como personas. En lo que no hemos mejorado (ni poquito) es en la convicción cultural de defender la idea que todo vale cuando el dinero es el dios que sepulta la esencia humana.

Enero 6 de 2024

pensamientos de 12 \"LA SENSATEZ DEL LOCO\"

  1. Epifanio, un poeta que todavía cantamos, ha sido usado en su célebre canto para bien y para mal, para demagogias y amores por el terruño. Ah, sí, los locos en el siglo XIX eran tratados como presidiarios, posesos, etc. y había que esconderlos. Ahí contás que hubo «vaca» para la construcción de un manicomio en los extramuros, lejos de las casonas de los ricachos. Las vacas en Antioquia se han usado para muchas cosas, incluidas el ordeño. Mil saludos, apreciado Héctor. Un abrazo.

  2. Locos se hacen quienes quieren evadir responsabilidades y asumir con seriedad los compromisos asumidos con la sociedad.
    Locos se hacen quienes convocan a vacas locas y a la locura de independencias pendejas.

  3. Leo tu crónica y recuerdo el poema de Epifanio «LA MUERTE DEL NOVILLO» que lo escuhé en el bachillerato y me encantó:» Ya prisionero, manatiado y triste……….» Epinfanio Mejía. Gran poeta.

  4. “ Por la cercanía con dicho hospital mental durante muchos años , ahí en mi querido Municipio de Bello , estoy totalmente seguro que estamos más locos los de afuera , que quienes están ahí adentro …. Epifanía Mejía un gran maestro “

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