De La Ladera a Bellavista
¡sin GPS!
“En el mundo en que yo vivo
siempre hay cuatro esquinas…
pero entre esquina y esquina siempre habrá lo mismo”.
Álvaro Velásquez Balcázar (Autor de “El Preso”)
La Ladera, llamada así por la loma de Enciso, el barrio que durante 55 años (hoy es un Parque Biblioteca) le permitió recibir manes que la cagaban (según otros manes que también la cagan) hasta que sus paredes envejecieron para que sus rejas se jubilaran. Como su deterioro la hizo inhabitable, en enero de 1976, sus 400 inquilinos fueron trasladados del centroriente de Medellín a Bello (norte del Valle de Aburrá) al Centro Nacional Penitenciario Bellavista. En volquetas que transportaban la basura de la ciudad viajaron a una cárcel sin inaugurar: sólo el 14 de junio de 1977 fue oficialmente entregada para hospedar 1.778 reclusos. Al momento de escribir este texto la ocupan 3.034 hacinados.
Leer esta crónica sin la libertad restringida es muy, pero muy distinto, a leerla en una celda o pasillo donde no hay espacio ni para rascarse el arrepentimiento, por tanta gente que habita el encierro. Eso experimentó Yohan cuando desde Alfonso López (el barrio del noroccidente donde jugó y soñó con seguir jugando por sus faldudas calles) llegó al reclusorio: teniendo 18 años sintió que sus ojos no escuchaban la voz policial que leía los derechos que su captura borraba, al ser confundido con el “Juanito Alimaña” de la cuadra. “La lengua se me encalambró y mis manos se congelaron… (el hombre hace una pausa para beber silencio de la Pilsetón que compartimos) cuando el tombo me despertó en mi cama, en mi cama guevón, mi mundo se encogió. Al llegar al portón de “Casagrande”, como le dicen a Bellavista, encarcelé mis recuerdos inundándolos con suspiros: que los frijolitos de la cucha, que la ansiedad por el traído del 24, que la traga por mi compañerita de colegio, que los goles que me comí en los picaítos de la esquina. Todo pasó de una mientras abrían y cerraban ese portón. Héctor, narrarte esa experiencia… (otro sorbo de cerveza activa la conversación) es revivirla porque no puedo describir qué se siente al llegar a esa tortura de bostezos siendo inocente, pues tenía los mismos nombres y apellidos del pillo que la Fiscalía tenía entre ceja y ceja. A quien buscaban era flaco, y como ves, soy cuajo. ¡Esa equivocación no es un error sino un horror! Todos esos momentos idos, que guardo en la memoria del corazón que la cárcel fracturó, sumaban en la resta que hacía todos los días contando el tiempo que me faltaba para salir de ese infierno irrespirable… (otro sorbo largo permite embriagar tanta evocación) Ese gentío que vi en el patio 5, el que me asignaron, borró mi nombre. ¿Cuál Yohan ni que hijueputas? Allá era el preso 2.942. Sin saber por qué me encanaban, fui rebautizado”.
Desaprender para aprender fue la conclusión que me llevó a prometerle que esta conversación aparecería publicada en norimaperoesverdad.com, sin olvidar la vulnerabilidad ciudadana ante el juez que quiera sepultar las fallas de la justicia condenando la historia de quien a la ley nada le debe. Después del último trago agendamos (sin fecha definida) nuestro próximo desparche para seguir esculcando el ayer mientras las polas nos tomamos.
Enero 4 de 2024
Una crónica del recuerdo duro y que muchos lo han vivido y no han tenido la suerte de tener un conocido que la cuente.
Horacio. Gracias por estar presente.
Es muy probable que existan actualmente personas que están encarcelados por fallas en la justicia. Debe haber sin duda una gran responsabilidad social y ética en los representantes de la justicia para que no hayan más Yohan atrapados en las fallas del sistema judicial.
Jaime. Por leer y opinar Gracias.
Mientras los delincuentes de cuello blanco roban el erario, lavan dineros, lo sacan para los paraísos fiscales, hacen política, el engendro que están creando llenan las calles de las ciudades y las cárceles pero algún día tocan tu puerta para traerte una razón, pagas o pagas.f
Fernando. Gracias por no faltar en la lectura y opinión de cada crónica.
Bellavista, paradoja en este nombre asignado a un centro de reclusión. Pillo que se respetara en el Medellín de antaño, añadió a su hoja de vida mínimo un treintazo pagado en La Ladera.
Miguel. Siempre ahí, leyendo y comentando cada texto publicado.
“ Y después de tantos años, esta historia se sigue repitiendo en una sociedad en donde la justicia sigue coja;
contrario a su adagio,sigue cojiando y nosotros seguimos esperando a que llegue … Gran homenaje a esos reos anónimos buen profesor Barrientos “